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viernes, 12 de diciembre de 2014

  Pienso que cada persona, cada ser viviente con capacidad de comunicación, tiene una actitud definida con la cual llega al  interlocutor con su mensaje.    Esta actitud de cada quien para comunicarse puede ser ineficaz, medianamente eficaz o puede ser contundentemente eficaz, en definitiva como podemos darnos cuenta los grados o niveles pudieran ser muy variados.   ¿Cómo lograr una actitud de comunicación cien por ciento eficaz?, creo que es la interrelación de muchos factores relacionados con la actitud, la actitud del día antes, la actitud de afrontar el día a día, la actitud de presentarse ante las personas con quienes se relaciona, la actitud de dar cuentas hacia sus autoridades, la actitud de generar obediencia sobre sus subalternos, la actitud de desarrollarse, la actitud de desenvolverse eficaz y eficientemente frente a niños y jóvenes que están a la expectativa con respecto a uno como ser humano, según mi punto de vista se reduce al final a la actitud con cual se opera indeterminadamente y sin un orden especifico los factores, utilizando uno y otro según las necesidades que van apareciendo y encontrándose en el camino.  
El mayor descubrimiento de cualquier generación es el de que los seres humanos pueden cambiar sus vidas cambiando sus actitudes mentales. Albert Schweitzer

lograr una actitud

DOCENTE?... Todo se reduce a la actitud
DE QUE SE TRATA:
Se trata sobre la actitud que el docente debe aplicar en la enseñanza, a través de experiencias vividas y tomadas de otros docentes.
Introducción: el porqué de este ensayo? kkkkk bbbb
Recuerdo al profe de química, 2do de bachillerato (5to curso en el anterior pensum), el ingeniero desde el principio daba muestras de entrar a los quintos infiernos..., el primer día de clase, varias veces llegó a la puerta del aula y se regresó a inspección,  chequeo varias veces si era el 5to curso!encima de la puerta siempre había un letrero!.   Entraba en el aula de clases con paso discontinuo, inseguro, se arreglaba los lentes sin fin, se ahogaba en su propia transpiración, el pañuelo con el cual se limpiaba el sudor de la frente (algunas  veces todo el cuello), era un trapo inmundo al final de la clase, si tal vez tenía la mala fortuna de apoyar su mano izquierda en el pizarrón de madera (con la derecha escribía con tiza), quedaba su mano impregnada, humedecida de su sudor por varios días (nadie quería borrar el pizarrón en esas circunstancias).   Ahora todo esto, desembocaba en la explicación del tema de la clase, la cual no importaba, su voz era un balbuceo, un siseo ronco ingrávido, una clase incomprensible, abstrusa, recóndita, oscura y oculta del ingeniero, después de muchos años de recordar sus clases es menester asegurar que el ingeniero de saber… sabia, pero lamentablemente la forma de presentárnoslo era solo para él, tal vez, quizás, algo arañando le entendíamos, este ejemplo de docente de seguro y de ley es, muy exagerado, pero definitivamente con sus más y sus menos si existe.    Dos o tres de los sesenta… ¿Qué, sesenta? se preguntara usted, si, éramos como sardinas 60 individuos en aula…, dos o tres digo, lo entendían, los demás tratábamos de sacar el seis sobre diez y poder pasar sin pena ni gloria.   Por otro lado, nosotros, ¿éramos acaso unos idiotas infrahumanos, fatuos e incorregibles?, o necios, nada esforzados e irresponsables, capaces de llevar a la incertidumbre y locura a cualquier persona de buen corazón, que osaba cruzar el umbral de nuestra aula, no… seguramente no, si tal vez dos o tres compañeros, como es lo común en todo curso, más allá del límite, eran muy molestosos, los demás… normales.  Entonces, ¿que faltaba, cuál era el error del ingeniero para que como docente sea digno émulo de Sócrates o Simón Rodríguez , y nosotros como estudiantes participantes esforzados, decididos y animosos como Platón y  Simón Bolívar lo fueron de aquellos?, ¿la técnica?, ¿un método?, ¿espiritualidad?, ¿actitud?, ¿saber toda la ciencia?, ¿constancia?, ¿etc.?,  humildemente, mi opinión después de la experiencia por donde se ha transitado…, la actitud, la actitud del día antes, la actitud de afrontar el día a día, la actitud de presentarse ante las personas con quienes se relaciona, la actitud de dar cuentas hacia sus autoridades, la actitud de generar obediencia sobre sus subalternos, la actitud de desarrollarse, la actitud de desenvolverse eficaz y eficientemente frente a niños y jóvenes que están a la expectativa con respecto a uno como maestro.